Pablo Baltera, argentino nacido el 15/02/1978 en la localidad de Ituzaingó (Buenos Aires, gloriosa Zona Oeste del cono urbano) técnico en electrónica, fotógrafo y qué se yo qué se cuanto… Sufre de una adolescencia extendida y a los 24 años descubrió que lo suyo era el cine y no la ingeniería.
Amante de una incomprensible ganas de comunicar y comunicarse. Estudia Diseño de Imagen y Sonido (UBA – FADU) porque cree que la esencia del hombre no está (solamente) en el contenido de lo que dice sino en la forma en que lo hace y que el lenguaje audiovisual es, para él, el más expresivo y completo para tales fines. Simpatizante de casi toda expresión artística, con preferencias hacia la música (se dice que dentro de su adolescencia extendida realiza una búsqueda musical probando tocar con distintos instrumentos, con poco éxito, por cierto) y fiel creyente del cine. Actualmente trabaja en publicidad como diseñador y en algunos proyectos de manera independiente, como es el caso de Spock! Producciones.- En ésta última, en congruencia con los otros integrantes, plantea que el cine fantástico será el cine que cambiará el mundo, empezando por su país – algo pretenciosos, quizás – y que la gente en Argentina necesita ver más cine de este tipo y menos retratos minimalistas. No se sabe bien, pero se cree que habita en un dos ambientes en el barrio de Almagro, Capital Federal.
Suele recomendar películas como Mulholland Dr.; El Quinto Elemento; Dogville; Eterno resplandor de una mente sin recuerdos; Quieres ser John Malkovich; Magnolia; El Ladrón de Orquideas; Psicosis; El Ciudadano; Tiburón (solo la 1); todas las ALIEN; Pulp Fiction; Perros de la calle; Kill Bill; The Birds; La niebla; Big Fish; Nueve Reinas; Esperando La carroza; El Aura; Amelie; Delicatessen; El club de la pelea; Snatch; Juegos trampas y dos pistolas humeantes.… y muchas otras que no recuerda de momento. Lo que podemos notar es que tiene una leve tendencia a ejemplificar situaciones de la vida cotidiana con fragmentos de películas (diálogos, acciones, onomatopeyas, etc.) aunque no le haya gustado la película entera. Quizás se conforma con unos pocos minutos, con algunas escenas, o hasta con algún que otro plano; cosas mínimas suelen conmoverlo. Con la música es tal vez un poco más obsesivo / neurótico y cuesta mucho poder entenderlo. Suele decir: “de manera incierta, estoy casi seguro que para cada música hay un momento, o viceversa; lo que si es seguro es que siempre hay una música mejor que otra, una que transmite, que dice algo, y otra que es solo música de adorno …”, En una de sus tantas biografías encontramos, acerca también de la música, lo siguiente: “la música se divide para mí en dos grandes categorías: 1) me compraría un CD – 2) NO me compraría un CD, pero con la venida de la internet y el formato mp3, admito que estas categorías se han desdibujado un poco…”.
En fin, un tipo simple...
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7.12.06
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